Mudando de piel

Abandoné mi crisálida,
Con el primer poema,
Ahí empezó mi vida,
Ahí empezó la quema,

Mis antenas,
Percibiendo las señales,
Nada te frena,
Ajeno a los males,

Y me lancé al mundo,
Decidido,
Desconociendo que era nauseabundo,
Ay... Dónde me he metido,

De ser gusano en su capullo,
A ser capullo a secas,
Parece de perogrullo,
Pero a veces te obcecas,

Tanto en descubrir lo desconocido,
Que ignoras lo feliz que eras antaño,
Sin conocer a cupido,
Sin que nada hiciera daño...

Y así pasan los años,
Pronto me tocará poner huevos,
Espero que mis pequeños,
Disfruten de este mundo que les dejo.

Comentarios