...

Quise leer su cuerpo en braile,
Ya que su amor era tan ciego,
Que no hay quién me asile,
Nadie atiende mis ruegos...
Y me muero,
Me volví San Bernardo,
Can gallardo,
Que se ahorra los te quieros,
Y ella con sus gafas de sol,
Haciéndose la sueca,
Mientras me niega,
Cual san Pedro,
Ojalá también tuviera un corazón ciego,
Y de paso sordo y mudo,
Para así decirme en signos,
Que de este amor insano reniego,
Que esto ya roza lo indigno,
Que no es que estés impedida,
Es que eres una arpía,
Con un corazón helado,
Y yo soy el ciego que no se ha percatado...
De que tú no me querías.

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