Colgado en el armario




Viejo, raído, sin brillo,
Colgado,
Cual calendario,
en el que no pasan los días...

Me substituyeron por algo nuevo,
reluciente,
Y entre dientes digo,
¿Quién te?

Abrigó cuando tenías frío,
Quién te... cubrió de cariño,
¿Cuando nadie más lo hacía?
Me tienes desde niño,

Y ahora me abandonas,
Por seguir la moda,
Por una nueva cazadora,
más mona lo reconozco...

Pero no tiene nuestra historia,
Ni vivencias,
Cuando estabas en la mierda,
Todo te salía a izquierdas,

Me llevabas orgulloso,
Y te miraban los curiosos,
Diciendo esta chupa desprende esencia,
¿A cuántas copas desnudaste en mi presencia?

Viajaste conmigo,
Viviste,
Te acostaste,
rozaste el coma etílico,

Y ahora me abandonas,
Me condenas al exilio,
De un armario con polillas,
Mi corazón echo astillas,

Por lo rápido que olvidaste,
Que también fui de tu padre...
Y le presté un buen servicio,
Han pasado 40 años,

Y yo pasé de Padre a Hijo,
Y no me ofreces mejor cobijo,
¿qué un Armario?
Qué rápido olvidaste lo que fuimos...


Estos versos me los dedicó mi vieja chaqueta, no es que la haya olvidado, solo que llevo tres días sin ponérmela y ya me echa en cara, haberla condenado al ostracismo del armario.
Pero es y será mi chaqueta, pese a los defectos el cuero rajado, los puños deshilachados y ese olor característico a cuero viejo.

Hoy volveremos a pasear juntos , hoy bailaremos nuestro penúltimo vals.



Comentarios